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Empleados tóxicos

  • Foto del escritor: ISG
    ISG
  • 15 nov 2018
  • 3 Min. de lectura

1. En primer lugar encontraríamos a los empleados problemáticos en el amplio sentido de la palabra, los que se pasan el día criticando y manipulando a sus compañeros, y no ofrecen ninguna colaboración, incumplimiento de horarios, bajas frecuentes injustificadas, etc. Son personas muy negativas.

2. La ley del “mínimo esfuerzo”. Aquellos empleados que evitan responsabilidades, realizar su trabajo en un nivel tan mínimo que ralla lo insuficiente, muestran indiferencia permanente a sus tareas o las realizan mal voluntariamente o a causa de su desinterés, sin poner ninguna atención a las instrucciones recibidas.

3. El “pensador grupal”. En las empresas con elevado número de trabajadores, es usual que haya algún grupo de ellos que se queja diariamente de cualquier cambio en el desarrollo de las tareas, por mínimo que sea. En este sentido, es preciso diferenciar la crítica constructiva, que busca aportar ideas ante una novedad en los procesos de trabajo, nuevas maquinarias o herramientas, nuevos programas informáticos, etc., a aquellos empleados que no buscan para nada ofrecer ideas de mejora, sino contagiar al resto de compañeros sus malas vibraciones. Cuando todo el mundo se conoce, y estas personas están identificadas, productividad diaria puede ir rodando; el problema es cuando llegan al departamento nuevos compañeros o empleados. Si se integra en el grupo de las quejas, se “contaminará” y será uno más de ellos. Si rechaza a los compañeros “tóxicos, puede sentirse muy marginado por ellos.

4. El trabajador "evasivo" es otra de las modalidades de esta clase de empleados. Se trata de aquél empleado que sistemáticamente elude cualquier responsabilidad que se le ofrece, generalmente delegando en otros empleados o con cualquier otra  excusa. Es habitual que si alguien les pide ayuda en alguna tarea se moleste y también intente evitarlo, lo cual puede retrasar mucho en caso de trabajar en equipo. Suelen ser también trabajadores que presentan quejas continuamente.  

5. Los empleados “chismosos” también son nocivos. No confundiremos esto con la curiosidad inofensiva, sino que nos referimos al que extiende rumores más o menos fundados con malicia, sacando palabras que ha oído de contexto, ofreciendo interpretaciones erróneas, o incluso inventándolo todo. Este tipo de personas son dañinas y tienden a generar rumores cada vez más fuertes y controvertidos, enemistando a unos compañeros frente a otros, extendiendo rumores fuera de la empresa, etc.

6. El “trepa sin escrúpulos”. También los hay, sobre todo en compañías con elevado número de trabajadores,  y muchos eslabones en la cadena de mando. Son aquellos, a veces manipuladores, que de algún modo u otro consiguen adueñarse de los méritos de los demás. Nunca dejan pasar por delante una oportunidad de destacar y suelen señalar los errores y debilidades de los demás para de este modo destacar sobre el resto. 

7. También se da el caso de que pueda ser el jefe quien es un elemento nocivo para la empresa, y que no son conscientes del perjuicio que se causan a sí mismos y a la empresa.  Esta persona es muy peligrosa para la empresa, porque puede destrozar en poco tiempo los logros conseguidos. Por la confianza que tienen los dueños de la empresa en él, son difíciles de localizar, porque dichos dueños no sabrán lo que realmente está ocurriendo. Un mal encargado o jefe puede llegar a desmotivar a todos los  demás compañeros, e incluso conseguir que salga de la empresa alguien con mucha capacidad y validez para la misma.



 
 
 

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